Tanto monta, monta tanto, Daniel como Julio. Ellos son Nova. Y sobre ellos recae la responsabilidad de mantener sobre los cielos ourensanos la estrella Michelin. Repiten y eso se notaba ayer en el salón de su restaurante, repleto de comensales. Aún con la resaca de una jornada «única», Daniel Guzmán y Julio Sotomayor servían ayer cada uno de los platos que los han convertido en especiales. Únicos en la provincia. «Estamos muy contentos, felices. El primer año estás en el punto de mira, en el que realmente la guía quiere saber si ha acertado. Ha sido un año muy intenso y feliz, con una carga de trabajo importante. Te tiene que pillar con los pies en el suelo para que toda esa presión se traduzca en algo positivo para todo el equipo», subrayaba ayer Daniel Guzmán. En eso se basa la reedición de la estrella Michelín. La experiencia de la noche del miércoles en Santiago fue para ellos increíble. Mientras habla, enseña su brazo. Tiene todavía la piel de gallina. «Estábamos allí que no nos lo creíamos. Estaban los ocho triestrellados, dieron las dos estrellas, las nuevas…. Ves a personajes que solo conocías de pequeño… Al final te das cuenta, cuanto rompes la barrera y departes con alguno, que lo viven y disfrutan de la misma manera que tú. Y sus inicios se ven reflejados en nosotros», subraya. La fórmula, dice Guzmán, está clara: «Amor por lo que haces, constancia y trabajo». Aprovecha la oportunidad para alabar el producto de Ourense y para destacar que Galicia no debe sentir miedo de sentirse en la élite de la cocina. Hubo otro ourensano que hizo historia, convirtiéndose en el único con un restaurante gallego en Madrid que cuenta con estrella Michelín. El carballiñés Manuel Domínguez, desde su restaurante Lúa, ya luce la chaquetilla que lo identifica como uno de los grandes. Después de una larga jornada en Santiago regresaba ayer a Madrid para continuar con su trabajo. No sin antes recordar sus orígenes y poner sobre un pedestal el pulpo que aparece destacado en la carta de su restaurante. Ourense está de enhorabuena. Ya no sueña con estrellas. Ya las tiene y las conserva.